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Ana Hernández López

Los mensajes que transmitimos a nuestros hijos

Hola familias!

Hace un tiempo que escribí un artículo acerca de los valores en la educación por comentarios que escuchaba a algunos padres o por cosas que me contaban los niños.

Hoy, me nace volver a escribir sobre este tema, pero por un hecho en primera persona. Os cuento:

La semana pasada, en la clase de una de mis hijas, avisaron de que revisemos cabezas porque algún niño tenía "pipis". Con lo cual, reviso a mis dos hijas. Este fin de semana, vuelvo a hacerlo, con la mala suerte que le encuentro a la otra peque algún bichito. Inmediatamente escribo en el grupo de watsapp para que el resto de padres revisen cabezas y poder cortarlo.

Pues bien, a la salida del colegio, mi hija con mucha pena me dice que hoy nadie ha querido jugar con ella porque una compañera ha dicho que tenía piojos y el resto de niños no han querido acercarse a ella.

Podría hablar directamente con los padres de la niña en cuestión, para decirles que no es necesario que den nombres de quién tiene o deja de tener piojos, pero me parece un tema importante del que todos podemos reflexionar y por ello, escribo un mensaje en el grupo explicando lo ocurrido.

Quiero pensar que esos padres no hayan dado el mensaje con intenciones de que no se acerquen a ella, pero los niños son niños y muchas veces, el reflejo de lo que ven y oyen en casa.



Es triste que este hecho me haga pensar en no volver a informar si se diera nuevamente el caso, pero más triste es ver a mi hija diciéndome con toda la pena del mundo que hoy nadie ha querido jugar con ella por haber tenido piojos.

Puede ser que como padres, se nos escape el nombre del niño que tiene piojos, pero la cuestión va mas allá de esto. El problema viene cuando un niño no quiere acercarse a otro por el hecho de haberlos tenido, el vacío que le hacen y la poca empatía hacía él.


Los niños tienen una capacidad enorme de perdonar, y mañana, seguramente, irá tan contenta al colegio y espero que situaciones así le ayuden a ser más fuerte y a aprender a gestionarse, pero comparto esta experiencia para hacer reflexionar a los padres que debemos pensar dos veces qué y cómo decimos las cosas a nuestros hijos, y qué valores queremos transmitirles.

Enseñemos a los niños a ponerse en el lugar del otro, a respetar, a y a querer a cada uno por cómo es. ¿Cómo podemos enseñar esto a nuestros hijos? La mejor enseñanza que podéis darles es VUESTRO PROPIO EJEMPLO y hacerles ponerse en el lugar del otro.


Un abrazo CONEmocXIÓN




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